La Televisión es Cultura

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A veces, mientras veo la televisión se me agolpan los recuerdos de antiguos programas o la calidad de los mismos canales en cuanto a contenido, y llego a la conclusión de que, a pesar del salto de calidad, sobre todo en lo que a series se refiere, me quedo sin duda con la programación que teníamos antes (para mí, el antes es de mediados de los ochenta a principio de los noventa).

Como ejemplo claro y algo manido ya, solo bastan tres palabras: «Un, Dos, Tres», bueno, con el añadido de «Responda Otra Vez». Y es que, se puede decir que hasta la fecha, no ha habido un programa que consiguiera reunir a tanta gente alrededor de un televisor. Está claro que no se puede guiar uno por los índices de audiencia, ya que el programa se emitía en una época en la que solo existían los dos canales estatales, y empezaban a asomar los primeros autonómicos. Aún así estamos hablando de un programa que lograba contentar a una audiencia potencial de unos 15 millones de telespectadores, algo que ahora sería impensable conseguir con toda la oferta existente (y la malísima calidad en casi la totalidad de la parrilla).

También me fijo en la programación infantil, la cual me parece pésima si la comparo con lo que la gente de mi generación veíamos. Los dibujos, bueno, por llamarlos de alguna forma, porque cada vez quedan menos dibujos de los convencionales, parecen hacerse para niños tontos, para que no piensen mucho. Yo cuando los veo me quedo con la boca abierta, sin gracia por ningún sitio y jugando solo con el colorido para llamar la atención. No tienen tramas interesantes, ni guiones que digan algo. Vamos a ver, que a los niños hay que explicarle mejor las cosas, me parece perfecto, pero que no son tontos. Nosotros, en mi época veíamos las series con su historia y la seguíamos sin problema, o aprendíamos con «Erase una vez el hombre» y otras por el estilo. Hoy le pones eso a un niño y te tira el iPad a la cara. Y esa es otra, los niños, desde que le retiras el pecho, lo sustituyen por la tablet o móvil de turno para que esté bien enganchado a Youtube. Con lo bien que pasaba uno la tarde viendo «Hola chicos», «La Cometa Blanca» y «Barrio Sésamo», con presentadores y actores mucho mejores de los niñatos que nos encontramos presentando hoy en día, la mayoría con la gracia en el culo. Y cuando crecías un poco nos lo pasábamos bomba con «Bola de Dragón» o «Caballeros del Zodiaco» y, por mucho que ahora se quejen de que son dibujos violentos, a ninguno se nos ocurría matar a nadie ni nada por el estilo. Ahora prohíben a los niños ver estas cosas, y mira que bien salen. Eso sí, no ven eso pero tienen acceso ilimitado a internet. Valoren ustedes mismos.

Por último me gustaría hablar del caso más grave en torno a la televisión, o mejor dicho, a un canal de televisión, que no es otro que Telecinco. Es posiblemente el canal más odiado (de los mayoritarios) de este país, pero para mí, lo curioso es que cuando apareció era sin duda el mejor de los que había. Si no me equivoco, en mi ciudad llegaron los canales privados en noviembre del 91, y yo estaba como loco por sintonizar Telecinco, ya que leía por revistas especializadas toda la oferta que ofrecía. Recuerdo los programas nocturnos tipo «Tutti Frutti» o «Vip Noche» que tenía que convencer a mi madre para que me dejara quedarme hasta tarde para verlos, con las «Mama Chicho» o las «Cacao Maravillao» y humoristas como «Felix El Gato», «Javier Basilio» y muchos más por el estilo, en programas entretenidísimos, novedosos, originales. Comparad esas noches con las de ahora con «Sálvame Deluxe» y su cuadrilla. Aquellas tardes con el «Superguay» o «Hablando se entiende la basca». Comparad esas tardes con el «Sálvame» diario de ahora. Y sobre todo, al menos para mí, las mañanas de sábados y domingos, con la lucha libre femenina (que no valía para nada, todo sea dicho), «Humor Amarillo» y por encima de todo el Pressing Catch. Esas mañanas, junto con las de «La Bola de Cristal» es lo mejor que ha pasado por la televisión en horario matutino.

Poco a poco Telecinco empezó a desvirtuarse y a echarse a perder, y con el final de «Esta Noche Cruzamos el Mississippi» (para mí, su último buen programa) , dio paso a lo que, gracias a ellos hoy conocemos como «Telebasura» con el comienzo de «Crónicas Marcianas». Y así, yendo incluso a peor, hasta hoy.

En fin, así esta la tele, llena de programas sin sentido, para no pensar mucho. Que está de moda la cocina, veinte programas iguales. Que ahora el cante, otros veinte de cazatalentos. Menos mal que el progreso nos ha traído la televisión a la carta, así, cuando vemos otro cazo en un fogón en cualquier canal, pulsamos el botón de Netflix y vemos lo que nos de la gana.

Bienvenidos a la televisión del futuro.

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